viernes, 18 de noviembre de 2016

UNA DECLARACIÓN DE… RABIA
 Resultado de imagen de puerta entreabierta
Me miran, lo sé.
Se admiran de que mi rabia
se refleje contra los azulejos de la cocina,
reverberando asfixia,
vaticinando silencios de lluvia lenta…

Nada hace que hoy sea un día diferente,
ni siquiera mi rabia.
Todo sigue igual,
nadie me reclama en otra vida,
la soledad se agiganta…

Las sillas se arrastran en un jazz cansino,
sigue la música de los cubiertos sobre el plato.
Suenan destemplados y a contratiempo,
como siempre…
Ellos y yo, masticamos
los últimos pensamientos monótonos.

Mientras, suenan noticias truculentas,
desgranadas con el pan crujiente
sobre el mantel;
se mojan de grasa desequilibrada
en masacres a todos los niveles,
sobre la mesa…
Sentados unos junto a otros,
miramos al vacío
escuchando la nada...

Les hablo de nuevo,
esta vez con fuerza y cortante...
Asumen, callados, que tengo un mal día.
Sí, lo sé,
pero no saben que sigo
persiguiendo las ganas de irme,
abandonar,
soñar cada día un claro amanecer…

Ellos lo ignoran, o quizá lo saben;
aunque difícilmente dejaré atrás
los títulos de esposa,
de hija,
de madre,
de hermana,
de buena vecina,
de lealtad y de sangre
borrando pasados…
completamente…

Miro sus caras de asombro.
Respetan mi infelicidad,
sí, la respetan,
parecen reconocerla en la suya...

Sacudo mi desdén 
entre sus conversaciones de penumbra;
sazono retintines, 
dilemas de sueños rotos 
entre sus mensajes.
Ahora me suenan indiferentes. 
Recojo la mesa, como yo, adornada de desgana. 
Siento mi dolor entre visillos
ensombreciendo silencios de alma incompleta.

Veo la puerta por abrirse,
la libertad...
Deposito las llaves en la mesa y desisto,
no me voy, como acostumbro;
no voy a nacer a una nueva vida
porque me espera “nadie” y si me esperara, tanto me da,
es lo único que parece despejado…
He de ser mi sueño:
independizarme de lastres interiores
para decidir...

Solo eso.

Se van.

Quedo con mis pensamientos
a gusto, en soledad,
esa que pierdo, intermitentemente,
a la hora de las comidas,
como siempre...          

Pincho mi esperanza sobre la mesa
con un tenedor 
y miro como se desangra…

lentamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Jeza y también por la imagen. Abrazo.